El 15 de junio de 1915 parten del puerto del Callao rumbo a Mollendo, la expedición conformada por el Padre Pío Aza, Fray Lorenzo Martín, Madre Ascensión Nicol, que como superiora de las misioneras quería estar presente en la primera fundación de la montaña; Sor Aurora Ardanaz y la religiosa del Patrocinio M. Angélica Bazán.
Era la primera vez en su historia que se realizaba semejante expedición a las regiones fabulosas del Oriente. Hasta entonces las expediciones eran empresas de hombres aguerridos, exploradores audaces, capitanes valientes y, sobre todo, de intrépidos misioneros. Pero con resultados tan trágicos, que pocos lograban la dicha de poder contarlo.
En julio de 1915, después de un largo y peligroso viaje en que tuvieron que atravesar los Andes, internarse en la selva y navegar por sus ríos la expedición llega a su destino: Puerto Maldonado, capital del departamento de Madre de Dios y del Vicariato Apostólico.
El 01 de agosto las hermanas inician las clases en lo que sería el “Colegio Internado de Santa Rosa”. Sus primeras estudiantes procedían de las familias asentadas en el pueblo o en las chacras cercanas, eran muy pocas, pues, por la mentalidad y poca formación de sus padres, no juzgaban necesario educar a la mujer, porque al entrar a la pubertad, su destino era formar una nueva familia. Más adelante llegaron a la misión las primeras niñas de las tribus cercanas: huarayos, machiguengas, toyeris, campas e iñaparis, cuyos padres confiaron a las hermanas su educación, quienes las recibieron alborozadas: “la primera se llamó Rosita. No puedo explicarle el goce que experimenté al recibirla, apreciando más este regalo que cuantos tesoros pudiera el mundo proporcionarme”.
Las tres religiosas comparten la vida en Maldonado; se reparten el trabajo que lleva consigo, la casa y el colegio. Comparten su vida con los hermanos más pobres y comparten cuanto tienen. Los pobres entienden su gesto solidario y mandan a sus hijos al colegio, les envían con lo poco que tienen para que lo compartan con todos: pescadito, fruta, camote, huevos, etc. Todos los días la casa misión repite el milagro de la multiplicación del alimento; con lo poco que hay comen todos.
La preferencia por los más pobres es el cuidado continuo de Madre Ascensión, una preferencia hecha de respeto por su identidad y aprecio por cuanto constituye su vida. Preferencia hecha también de exigencia personal y comunitaria, actitudes que van definiendo el carisma de la futura Congregación.
Este año celebramos el centenario de la presencia de las Dominicas en Puerto Maldonado, para ello nos hemos planteado como institución educativa, conocer a través de la investigación la realidad geográfica, social, política, económica, cultural, etnográfica y lingüística de este pueblo y de las diversas etnias que la constituyen. Estaremos informándoles al respecto.